Vivir en Dol Guldur

Meses hablando de los cambiados que saldríamos de esta situación, para darnos cuenta de que no es cierto.
No hemos salido mejores ni reforzados, hemos salido igual o peor. Más polarizados, más enfadados.
Estar encerrados nos tendría que haber dado tiempo para pensar, pensar en todo aquello que somos, hacemos, tenemos...
En lugar de eso nos hemos convertido en una panda de insensatos que pensamos que el otro está aquí para hacernos daño, para herirnos, para mentirnos.
Diariamente nos dejamos emponzoñar por lo que dicen los medios, los contertulios, las redes.
¿Cuándo hemos dejado de pensar por nosotros mismos?¿Acaso nunca lo hemos hecho y ellos lo saben?

Foto del periódico ABC

Al principio salíamos a aplaudir a los balcones, las ventanas...Cantábamos cumpleaños feliz y saludábamos a esos vecinos por los que nunca habíamos sentido ningún interés.
Poco a poco los ánimos decayeron. Poco a poco nos dejaron salir, volvimos a las calles y eso hizo que los llamados héroes dejaran de serlo, que los cumpleaños de los otros dejaran de ser importantes, que los vecinos volvieran a ser desconocidos.

Se abrieron las terrazas de los bares y restaurantes, se volvió a emitir deporte y entonces sí, esto había terminado.

Nunca he tenido mucha fe en el ser humano. Como oí decir a alguien hace muchos años, el ser humano es un virus para este planeta, un virus que no para de mutar y para el que no hay cura.
Desgraciadamente esta "nueva normalidad" no nos ha hecho mejores, nos ha convertido en seres mezquinos que no piensan en el bien común, seguimos viviendo en la sociedad del "YO".

Políticos, periodistas, contertulios, creadores de opinión...todos ellos sabían. Todos ellos lo vieron venir, pero no nos avisaron.

Y ahora nos preparamos para la "nueva oleada", ajenos a lo que pasa, ajenos a nuestro alrededor. Como si fuera algo que pasa, pero tenemos la ventana cerrada.

¡Bienvenidos a Dol Guldur!
Tangado haid!


¡Salud, fuerza y república!


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